Como el fin de semana no ha parado de llover, no he tenido ocasión de corretear por el prado tanto como me hubiera gustado, ni robar zanahorias de la huerta…, y esas cosas. Vamos, lo normal para un perro. Sin embargo, el domingo por la tarde, se me dio vía libre para correr hasta que mis patitas dijeran basta, y que mejor que en compañía de mi dueña. Nos hicimos unas cuantas carreras, y he de decir, que se cansó ella antes que yo, jijiji. Lo que pasa que ella iba con equipo apropiado y no se mojó, yo en cambio quedé hecha una sopa.
Después, la sorpresa que me deparaba era ¡LA FIESTA DE LA ESPUMA!
No hay comentarios:
Publicar un comentario