Todo empezó una tarde en la que Emma me confesó: pasé el otro día por la tienda donde comprásteis a May y he visto un cachorro de Schnauzer negro y plata más guapo…y…¡uy!…esa cara lo decía todo, se había quedado prendada de ese perro. Lo sabía y posteriormente, nuestra amiga Silvia, me lo confirmó. No tuve agallas de llamar a sus padres y tratar de convencerlos (por segunda vez) para que la dejaran tener un perro. Opté por el camino más fácil. Felicitar a Nieves, la hermana de Emma, por su cumpleaños y de paso pedirla un favor. La dije que sabía que Emma está prendada de un perro pero que... y la hermana sin dejar de terminar la frase me dijo: ¡CÓMPRALO MAÑANA MISMO QUE YA TE LO PAGO YO!. Pero la dije: ¡uy!, yo en realidad lo que quería es que primero hablaras con tus padres para que den el visto bueno, trata de convencerlos, y si es que si, pues me llamas. En pocos minutos, recibí respuesta, ya teníamos luz verde. Al día siguiente sin más demora me pasé a ver al cachorrito en cuestión y por la tarde acompañada de un montón de voluntarios fuimos a recoger al perrito y con un lazo rojo al cuello y cámara de fotos y video en mano, nos dirigimos a la casa de Emma, donde ingenua de ella, no sabía lo que se iba a encontrar tras oir el timbre y abrir la puerta.
Tenemos un vídeo muy emotivo pero que por temas de derechos de imagen y esas cosas tengo prohibido publicar, pero os lo voy a relatar resumidamente. Bueno, creo que lo de resumidamente no va a ser posible.
Tocamos el timbre, yo llevaba al perro en brazos y Jesús estaba grabando el momento. Cuando Emma abrió la puerta, hizo amago de cerrar, y volvió a abrir, con los ojos llorosos, visiblemente emocionada y sorprendida. Cogió al cachorrito en brazos y fue a sentarse con él en una butaca. Lloraba, lloraba y lloraba y nos miraba con cara de ¿y esto? , ¿y cómo yo no sabía nada? Bueno, lo que se le pasaba a Emma por la cabeza en esos momentos sería mejor que lo cuente ella misma.
Las fotos de ese momento, llorando, tampoco me las deja poner, pero doy fe de que lloraba de alegría.
El perrito, que en la tienda era un terremoto y el primero en saltar para solicitar caricias y sacarlo de la jaula estaba en casa un poco cohibido, pero es normal, había mucha gente nueva, un nuevo hogar, muchos cambios en muy poco tiempo...Teníamos que ponerle un nombre y aunque Nieves y yo ya habíamos pensado en llamarle Leo, finalmente se quedó con el nombre que le había puesto el criador y que figuraba en su cartilla veterinaria, Key.
En el ratito que estuvimos con él le dimos unos juguetes que le regalamos y como no sabía muy bien qué hacer con ellos, pues me puse a enseñarle a jugar.
Los primeros días en casa ha sido muy bueno, y salvo algún accidente en una alfombra, el solito iba a los periódicos a hacer sus necesidades. En poco tiempo ha aprendido a sentarse y se ve que es un pero listo y muy aplicado.
Según Emma, últimamente, el tranquilo cachorrito se ha transformado en un torbellino que no para de correr y brincar por casa y se está volviendo un poco indisciplinado. Una explicación a ese cambio es que ya ha adquirido confianza y por otro lado es un cachorro y tiene mucha energía, pero como aun no cuenta con todas las vacunas no puede salir a la calle a desfogarse y claro…pues en casa derrocha energía raudales.No te preocupes Emma, que va a sentar la cabeza.
El pobre solo ha salido de casa en contadas ocasiones, dos mejor no mencionarlas, "El veterinario". Bueno, aun no lo tiene miedo...pero ya llegará el momento....ya...
En otras de sus salidas al mundo exterior ha estado en mi casa, donde tuvierion el placer de conocerse May, la protagonista del blog, y Key, que a partir de ahora será un activo colaborador. Nos alegró ver que parece que se llevan bien y esperamos que en un futuro sean buenos amigos, jueguen juntos y podamos dar en compañía muchos agradables paseos.
Cuando de verdad ha disfrutado de lo lindo ha sido la tarde que fuimos (incluída May) a casa de Vero a jugar en libertad, sin ataduras en el prado. Se le veía muy feliz, corrió, jugó a la pelota, jugó con May, y jugó a quitar la pelota a May del hocico. Esa noche me consta que el cachorro durmió como un angelito.
Esperemos que pronto pueda disfrutar de más momentos como ese y pueda salir a pasear por la calle alegremente y en compañía de su “primita” May.
No nos podemos olvidar de Nieves, la otra cómplice de la “Operación perro”, que la pobre desde Fuerteventura solicita información y fotos para paliar sus ansias de conocer el nuevo miembro de la familia, y esperemos que pronto pueda venir a conocerlo y presentar a Key a sus niños, un schnauzer sal y pimienta llamado Kike y a su recién acogida perrita, Guasi, una yorky.
Besos y lametones a los tres.
