Publicado por May con la colaboración de Emma
¿Os acordáis que hace un tiempo, mi mamá me llevó al cole, donde lo pasé genial?
Pues… ¡He vuelto! pero…
-Esta vez noté que algo diferente iba a suceder.
-Me olí que mi papel, esta vez, no iba a ser de alumno que realizaba una pequeña demostración de obediencia.
-Esta vez, todo transcurrió de manera muuuyyy extraña.
Como cada mañana, mamá me levantó de mi cama prontito. Todos danzaban por casa preparándose para salir. Mi mochila quedó preparada la noche anterior, por lo que pensé que mami, me llevaba de nuevo a su trabajo. Pero no… se fue. Se fue y me dejó en casa, con mi triste decepción. Pero de pronto, el abuelo cogió mis cosas y me bajó al portal. Allí, en su coche, me esperaba mi madrina Emma.
¡Yupiiii! - Enseguida lo relacioné - ¡me voy al cole!. En efecto, en un pis-pas me encontraba en clase de Emma. Allí llegó Patri, la otra profe, y las vi que algo estaban tramando. Mago de Oz, espantapájaros, leones, hojalata… ¿Qué? ¡No entiendo nada! ¡Decidme!. De pronto dejaron de llamarme May y me rebautizaron: Totó ven; Totó toma; Totó sienta… Pero, qué decís. ¡Que soy yo, May! ¿No me reconocéis?
En ese momento ruido, mucho ruido, me dejan sola, oigo niños por todos lados…¡Ahhh! ¡Mis amigos!. Pero, ¿por qué no me dejáis verlos?.
Emma me mete en un cofre junto con otras cosas, zapatitos rojos, un corazón, una medalla al valor (será para mí, pienso, pues valor hay que tener para venir hasta aquí), un cuento, un gorro de bruja y... me cuelga una carta al cuello.
Llegan todos los niños, esta vez en silencio. Se sientan, algo distanciados de mí, y les llamo. ¡Eh, ehhhh! ¡Que soy yo! ¿Os acordáis?, pero no, parece que no. De pronto, todos los niños se ponen contentos porque salgo del cofre y piden que lean la nota que llevo al cuello. Sí, la leen, dicen que mi dueña es Dorithy y yo pienso que estas profes están locas.
Pero…¡aaaahhh! Creo que empiezo a entender. Esto debe ser eso que llaman ser actriz. Meterte en el papel de otro. Pues yo me lo tomé muy en serio y las seguí la corriente. Eran dos locas contra una, mejor así. Los niños empezaron a ver, realmente en mí, al pequeño Totó, el perrito del Mago de Oz y actué tal y como esperaban las profes. Creo que hasta me han puesto un 10. Es que soy muy lista. Mamá estará orgullosa de mis notas. Patri y Emma me hablaban y yo las escuchaba atentamente, las contestaba cuando creía conveniente. Me iba al cofre, me subía con mis dos patitas delanteras y señalaba algo de lo que habían metido.
-¿Esto es lo que nos quieres enseñar Totó? – Me decían. Yo contestaba con un pequeño ladrido o lloriqueo, que agradecían enormemente y ellas se lo enseñaban a los niños –Totó nos ha traído estos zapatitos. - ¿Ah, sí Totó?-
-Guau- contestaba yo, volvía al cofre y ahí, subidita, volvía a señalar o a coger con mis dientes otra cosita y se lo daba a las profes. Así, hasta terminar con todo lo que allí había.
Entonces, Emma, se puso a contar el cuento, el cuento de El Mago de Oz.
Fue precioso, me encantó y, en ese momento, fue cuando entendí todo lo que habíamos estado haciendo hasta el momento. -Gracias por todo Totó- me decían- ahora tendrás que volver a Kansas con Dorothy. -Sí, sí – decía yo. Me despedí de todos y me sentí orgullosa de haber hecho tan bien mi papel de Totó, mi primer papel como actriz.
