Hemos disfrutado de unos días de finales de Marzo con un tiempo fantástico, más propio del verano que de la primavera. En uno de esos fantásticos dias se planeó ir a hacer un paseo de unos 9 kilómetros entre Sarón y la Penilla y yo me apunté.
El paseo fue muy bonito, porque en el sendero había muchos cerezos en flor que son un deleite para la vista y aunque los humanos no puedan decir lo mismo porque tienen el sentido del olfato atrofiado, para mi nariz fue un paseo exquisito.
Nos encontramos a lo largo del camino muchos perros, algunos de ellos muy simpáticos con los que se compartió parte de mis golosinas. Otros en cambio me ladraron, y también los hubo pesados que insistían en olisquearme con demasiada sinvergonzonería, y claro me tuve que enfadar y poner orden. Paula me recriminó mi actitud porque piensa que no tengo mucha paciencia y quiere que me lleve bien con mis congéneres. Quizás tiene razón. Debí de decirle "basta" con mejores palabras, pero ese labrador chocolate ya me estaba tocando las narices. Y la nariz solo me la toca Paula.
También vimos muchos bonitos gatitos. Pero como Mario y Jonas, ninguno. Son únicos.
(ver tambien post 1 , 2 , 3 )
A lo largo del paseo hicimos algunas paradas para inmortalizar algunos momentos y lugares.
Un poco mas adelante se hizo una parada en el camino para comer helado, si, yo también. Me encanta!!! Se agradecía, pues hacia mucho calor. Y aunque tenía agua, a nadie le amarga un dulce.
Como el paseo era largo no todo el trayecto lo hice a pata. Un rato me llevó Verónica como un canguro, en su mochila. La parte final del trayecto hasta el coche lo hice en los brazos de mamá.
Fue un día agradable.
ResponderEliminarMenos mal que pesas poco, May!
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