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lunes, 5 de septiembre de 2011

"EL INCIDENTE"

Publicado por Paula

Se me ocurren otros muchos títulos, “¿Intento de asesinato, homicidio imprudente, suicidio inducido?”
Está claro que May tiene algo de gato, y no son sus bigotes, orejas o su cola, sino que tiene más de una vida.

Ahora que me pregunto: ¿Tiene 7 vidas como los gatos desde su nacimiento, o acaso Jonás y Mario le han prestado alguna de las suyas?, sea como fuere, May sigue con nosotros tras dos graves incidentes.

El primero a finales de Julio cuando aún era muy pequeña, y sin entrar en detalles, a mi cuñado se le cayó de los brazos al suelo y se quedó inconsciente durante unos segundos. No hubo más daños que lamentar, no se rompió nada, y al poco ya estaba jugando felizmente.

El segundo susto se lo han llevado los abuelos cuando me fui de vacaciones. (Si, May, efectivamente me voy a tener que replantear llevarte conmigo de vacaciones, creo que vas a estar más segura)

La historia más o menos es así. Mi padre dejó olvidada una pastilla en lo alto de la alacena de la cocina, en teoría, fuera del alcance de todo ser de 4 patas. La perra estaba jugando por la cocina, y mi madre al cabo de un rato fue a ver que tal estaba, y la encontró en mal estado, no se sostenía en pie, tenia la mirada ida, se la caía la baba. Al poco de encontrársela así vio que en el suelo el envoltorio de una pastilla sin su contenido, así que fue fácil suponer que May se la había comido. A todo correr llamó al veterinario de urgencias, pero solo pudo decirle que dado la rápida absorción de ese medicamento ya no se podía hacer nada para evitar lo que fuera que pudiera pasar. Al parecer fueron unas horas angustiosas en las que la perra estaba muy mal, y podía pasar de todo; o recuperarse en unas horas cuando se la pasara el efecto de la medicación o que la diera un colapso que no pudiera superar. Finalmente la suerte jugó a su favor, y el nuestro, por supuesto. No me quiero imaginar qué hubiera pasado si vuelvo de vacaciones y no tengo perrina, me muero.

Ahora que muchos os preguntareis, ¿cómo llegó la pastilla a sus fauces?, pues bien, todo parece indicar que Mario estaba en la cocina con la perra, y que May estaría acosándole. En un intento desesperado por huir de ella, daría un salto a la alacena, y sin querer, tiró la pastilla olvidada por mi padre. Vamos, que podemos hacer una división de culpas. Mi padre por dejar ahí la pastilla, a Mario por tirarla y a May por provocar que Mario la tirara y finalmente comérsela.

3 comentarios:

  1. Seguro que en esta historia hay otro culpable que nadie ha visto, pero que andaba por ahí, solo diré que su nombre empieza por J y acaba por S, jejeje.
    Menos mal que May nos ha salido una todoterreno

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  2. Ya, yaaaa, claro. Ahora la culpa va a ser del "gris", el pobre e inocente gatito que no ha tenido nada que ver en el asunto. Por suerte se va viendo post a post quien es el liante, ejem....

    May, está claro que tienes parte gatuna, tienes 7 vidas, pero ¡no las consumas tan rapido!

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