Kiki

Publicado por May

Ahora que ya me ha crecido algo el pelo (a excepción del morro, que luego os comentaré), mi abuela ha decidido que ya es hora de ponerme un kiki.
De este modo, ya no hace falta que pregunten por la calle si soy niño o niña, jajaja.

Hay gustos para todos. A quien le parece que estoy muy guapa y simpática, y quien dice que es una cursilada.

La pincita que me ponen en el pelo es algo temporal, ya que en casa no había nada más apropiado para hacerme una coletita con tan poco pelo, pero mi abuela está dispuesta a comprarme un lazo, y además de color rojo, a juego con la correa.

Respecto al pelo del morro, pues veréis. Durante el fin de semana del 13 al 15 de Agosto, Paula se fue unos días a Frías, un precioso pueblo de Burgos, al que recomienda a todo el mundo que vaya a visitar.

Mis abuelos se quedaron a mi cargo, y aunque me cuidaron muy bien, pues tuvieron la “mala” idea de recortarme el pelo de alrededor de los ojos para que no me molestara. Como no fui muy colaboradora, no pudieron quitarme los pelos que de verdad me molestaban, pero ya que tenían la tijera en mano, atacaron a los pelos del morro.

Con lo guapa que estaba yo con mis mofletes, me dejaron el morro afilado como una zorra.
Cuando a su regreso me vio Paula se pilló un rebote monumental que la duró 3 días enteros.

Fijaros si estaba enfadada que ninguno de los abuelos confesaba el delito. La abuela decía que había sido el abuelo, y el abuelo que había sido la abuela, jaja, qué miedo la tienen. En conclusión, han sido los dos, uno me agarraba y otro tijera en mano jugando a ser Llongueras. Paula los echó una buena bronca, y es que se la ganaron a pulso por hacerme esa escabechina llena de escaleras, y encima asimétrica, pues me han dejado un lado del hocico mas corto que otro. Por otro lado, en la peluquería canina a la que fue a comprarme un shampoo, le dijeron que a un cachorro no se le debe de cortar el pelo antes de que cumpla los 6 meses, así que doble delito.

Gracias a dios me está creciendo bastante rápido y como Paula se esmera en peinármelo hacia fuera y dándole volumen, ya no se nota tanto. Gracias Paula, que haría yo sin ti.